A veces, los puntos de referencia más familiares pueden ser los más sorprendentes. La colorida finca ecuestre de Luis Barragán, Cuadra San Cristóbal, ha adornado las portadas de revistas, ha sido el telón de fondo de espectáculos de arte y sesiones de moda, e inspiró a innumerables fotógrafos a lo largo de las décadas. Pero todavía hay muchos detalles esperando ser descubiertos, si sabes cómo mirar.
El fotógrafo de arquitectura Lorenzo Zandri hizo una peregrinación al distrito Los Clubes de la Ciudad de México para explorar la finca privada. Construido en 1968 para la familia Egerstrom (que todavía lo posee hoy) y rara vez abierto al público, el rancho modernista es el diseño más emblemático de Barragán, famoso por sus paredes de color rosa y malva, fuente de agua azul y volúmenes geométricos llamativos.
"Intenté no ser influenciado demasiado por las referencias fotográficas pasadas", dice Zandri, "pero para dar un punto de vista personal del espacio".
Barragán obtuvo el Premio Pritzker en 1980 y fue elogiado por el jurado por acercarse a la arquitectura como un "acto sublime de la imaginación poética". Ha creado jardines, plazas y fuentes de belleza inquietante: paisajes metafísicos para la meditación y el compañerismo.
Zandri buscó los puntos de vista privilegiados de Cuadro San Cristóbal para desbloquear el espíritu del edificio, convirtiendo su lente en aberturas de luz y paredes de color para sugerir espacio y crear una serie de "descubrimientos".
Explica: "Me imaginé que el arquitecto mexicano trabajó [en] capas, a través de una secuencia de espacios en función de sus funciones, mostrando su capacidad para crear una mezcla equilibrada de estructuras cubiertas y descubiertas".
Mientras que otros visitantes de la casa privada se centraron en la famosa fuente de Barragán, Lorenzo, que se formó como arquitecto antes de seguir una carrera como fotógrafo, estaba mucho más interesado en la relación entre los elementos arquitectónicos y el paisaje circundante.
Además de mirar a través de sus aberturas geométricas para capturar el paisaje más allá, se centró en la fachada estable, el jardín privado y la piscina, que describe como "una especie de espacio melancólico pero también íntimo".
"Este tipo de toma para mí representa la esencia de La Cuadra San Cristóbal como un espacio habitable con una historia que contar".
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