Poco a poco, el consumidor de vivienda, el habitante de edificios evoluciona. Paso a paso abre su mente a diferentes opciones ya existentes en el mercado. A pesar de los reductos que pretenden mantenerse en la idea de que la vivienda prefabricada o el reciclaje de elementos como containers de barcos es mas propia de ciudadanos de tercera o de exclusiva aplicación en campamentos y poblaciones que requieren cierta protección social, la vida en la arquitectura se abre a nuevos enfoques con la ayuda de arquitectos que se afanan en demostrar que, estos sistemas de construcción, tienen más virtudes que desventajas e, incluso más que los procesos tradicionales. Rapidez, economía, estanqueidad y, en este caso, unas posibilidades formales que hacen que, frente a la aparente rigidez estructural, aparezcan propuestas flexibles, hermosas y descolocadoras.
Una flor en el desierto de California.
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