Cristal, el espectacular rascacielos horizontal situado a más de 250 metros del suelo, ha sido recientemente inaugurado a pesar de la pandemia que nos atormenta.
Podemos decir, porque lo hemos visto, que la arquitectura singular, sea mejor o peor y sin abrir debate sobre si es buena o mala, se puede convertir en un reclamo publicitario de nuestro sector e incluso una forma mediática de hacer ciudad. Pero también es cierto que en ciudades en las que este tipo de edificios se construyen de una forma habitual, contribuyen a que, entre tanto alarde arquitectónico se vaya perdiendo tal singularidad.
De cualquier forma, después de la anterior reflexión, la mediática inauguración de Cristal en una ciudad, Chongqing, de 8 millones de habitantes y muy cercano a wuham, supuesto foco de propagación del Covid-19 que tiene arrodillado a medio mundo, es toda una declaración de intenciones de un país empeñado en mostrar al planeta su poder.
Forma parte del Raffle City, un complejo de negocios situado a orillas del río Yangtsé y cuenta con una longitud de 300 metros, 3.000 paneles de cristal y 5.000 piezas de aluminio para acoger 15.000 metros de instalaciones con un observatorio público, una piscina infinita, restaurantes y un corredor arbolado que sirva de desahogo a los ususarios del complejo.
Safdie Architects es la afortunada oficina de arquitectura encargada del proyecto.
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