La propuesta no es nueva. Ya en los 30 del siglo pasado, Frank Lloyd Wright planteo una vivienda que parecía surgir de forma natural de la roca y la cascada que la bañaba. Hoy, este edificio revolucionario en su día es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Aquel planteamiento armónico entre lo natural y lo artificial no quedó en un espectáculo aislado, sino que abrió una puerta más a la arquitectura que, hoy en día, sigue siendo un recurso interesante que da paso a, a pesar del paso de los años, rompedores y espectaculares resultados. No es nuevo, pero no ha perdido un ápice de potencia.
Amey Kandalgaonkar, arquitecto y fotógrafo, vuelve a utilizar el argumento y escava una atrevida vivienda en la roca que no pasa desapercibida.
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