La remodelación de este hotel surgió de la necesidad de actualizar la imagen y darle un carácter muy distinto al que tenía. Tomando como base su ubicación, el equipo de DIN interiorismo —dirigido por el interiorista Aurelio Vázquez— encontró en la contracción de la palabra Tenayuca el nuevo nombre. Con esta numerología como objetivo se generaron diez zonas representadas cada una por centenas: 100, 200, 300 y así sucesivamente.
A cada bloque de numeración se le asignó su propia paleta de color y dentro de las habitaciones la representación de esta cifra en dígitos romanos se transforma en los elementos que aportan el lenguaje estético dándole una personalidad diferente a cada una. Espejos con formas orgánicas y de gran formato dan movimiento al espacio, al que se suma el juego de los distintos tipos de pisos que varían desde franjas blancas y negras, hasta cerámicos de tipo madera y piedra.
Para reforzar la sensación de amplitud de las recámaras, el espacio de la regadera se dejó totalmente acristalado y flanqueado por la escalera que da acceso a la habitación. También se diseñaron dos muebles, un sillón y un elemento vertical acolchado con una alta carga erótica, que junto con una pequeña banca dentro de la regadera, enriquecen el equipamiento de un cuarto en el que se esperaba pasar una noche y lo transforman en el cuarto en el que se espera vivir una fantástica aventura.