Dentro de una casona de los años 30´s de la zona de Tacubaya se adaptó un pequeño estudio que debía albergar un área de estar, un área para comer y un área para cocinar. Junto con el cliente, una pareja aficionada al buen comer y buen beber, se decidió darle prioridad al estos dos últimos espacios. Se integró una barra en uno de los extremos la cual incluiría una parrilla, una tarja y espacio para trabajo. Frente a ella, se adicionó un pequeño volumen que alberga el refrigerador y un microondas; sin embargo, éste no llega la techo para no reducir el espacio, y para aprovechar este elemento como fuente indirecta de iluminación. De este volumen nace una barra delgada de la misma piedra que la barra, sostenida por una placa de metal. La barra además de servir como área adicional de trabajo al preparar alimentos, sirve como mesa para comer.
Respecto a los materiales se conservó el piso original de madera sólida, el cual le da un carácter único al espacio. Por otro lado, la piedra busca ser un material sobrio que no compita con la madera pero que otorgue un toque de actualidad al espacio.